Un problema frecuente al definir indicadores consiste en pensar que existen indicadores estandarizados para cada tema de gestión. Dichos indicadores, además de resultar en ocasiones no apropiados para los objetivos del negocio, pueden ser, adicionalmente, realmente difíciles de comprender. Por ello, un aprendizaje fundamental para todo ejecutivo que trabaja con indicadores es entender que el mejor indicador suele ser, en la gran mayoría de situaciones, el más simple y directo.